A principios del siglo XX, el desarrollo de la electrónica permitió utilizar el efecto piezoeléctrico y el efecto magnetoestrictivo de ciertos materiales para producir diversos transductores electromecánicos. En 1917, el físico francés Langevin utilizó sensores piezoeléctricos naturales para crear un transductor ultrasónico tipo sándwich y lo utilizó para detectar submarinos en el fondo marino. Con el continuo desarrollo de la aplicación del ultrasonido en los campos militar y económico nacional, han aparecido transductores magnetoestrictivos con mayor potencia ultrasónica y diversos transductores ultrasónicos con diferentes usos, como transductores eléctricos, transductores electromagnéticos y transductores electrostáticos.
Con el desarrollo de la ciencia de los materiales, los transductores piezoeléctricos más utilizados se han desarrollado desde cristales piezoeléctricos naturales hasta cerámicas piezoeléctricas y unidades piezoeléctricas artificiales con alto coeficiente de acoplamiento electromecánico, bajo precio y buen rendimiento. Películas piezoeléctricas de plástico. La frecuencia de generación y detección de ondas ultrasónicas también ha aumentado de decenas de kilohercios a varios gigahercios. Los tipos de ondas generadas y recibidas también van desde simples ondas longitudinales hasta ondas transversales, ondas de torsión, ondas de flexión, ondas superficiales, etc. Por ejemplo, las ondas de microsuperficie con frecuencias que van desde decenas de megahercios hasta varios gigahercios se han utilizado con éxito en radares, comunicaciones electrónicas y tecnología de imágenes.
En los últimos años, para satisfacer las necesidades de la investigación básica como la estructura de los materiales, la generación y recepción de ondas ultrasónicas todavía se está desarrollando hacia frecuencias más altas (10&sup 1;&sup2Hector arriba). Por ejemplo, las películas piezoeléctricas o las películas ferromagnéticas magnetoestrictivas se pueden evaporar o pulverizar directamente sobre la superficie final del medio para obtener ondas ultrasónicas de cientos de MHz a decenas de miles de MHz utilizando resonadores de microondas cóncavos; se pueden obtener decenas de miles de megahercios; en varillas de ultrasonido sensibles al tiempo. Además, se pueden generar o recibir ondas ultrasónicas de mayor frecuencia a través de pulsos térmicos, avalanchas de semiconductores, uniones superconductoras e interacciones entre fotones y fonones.