La idea sigue siendo buena, pero aún quedan algunos problemas.
En primer lugar, los aviones convencionales no pueden alcanzar esa altura. Esta vez utilizaron globos, que tardaban en despegar y volar, se veían afectados por el flujo de aire y eran difíciles de controlar. Quizás no podamos alcanzar el objetivo hasta dentro de varios días. En segundo lugar, a una altitud de 40.000 metros, el radar aún puede detectarlo y también se puede lograr la interceptación de misiles. En tercer lugar, el salto en paracaídas es demasiado difícil y arriesgado para que lo completen los paracaidistas comunes, y el costo de dicho entrenamiento también es demasiado alto. El cuarto es el uso. Los países pequeños que están relativamente atrasados no tienen que pasar por tales problemas. Los países grandes y desarrollados no tienen idea de qué tareas pueden realizar desplegando unas pocas fuerzas especiales sin apoyo ni suministros. En el interior, la evacuación final también es un gran problema. Este plan de batalla es difícil de aprobar.
Los anteriores son los problemas que enfrentará a medida que se convierta en una nueva forma de combate.