Han pasado diez años del sueño, y al final, el rostro feroz de aquella peluda se borra en el recuerdo. Lo único que queda claro es el mordisco que le propinó al abalanzarse sobre su muñeca. ese día. Nangong Mo de repente sintió un trance de otro mundo, como si todo lo que estaba experimentando no fuera real. Sólo el mechón de cabello en la palma de su mano, el mechón de cabello cortado en secreto de la cabeza de la chica de rojo, se convertirá en el único recuerdo de todo esto, y como las marcas indelebles de los dientes en su muñeca, lo acompañarán hasta muerte.