Un anciano al que le falla la vista se registra en una habitación de hotel. Sostenía una botella de vino en cada mano. Hay una mosca en la pared. Lo confundió con un clavo. Colgó dos botellas, que se cayeron y se rompieron, y el vino se derramó por todo el suelo. Cuando una camarera se enteró de lo sucedido, sintió pena por él y decidió ayudarlo.
Así que a la mañana siguiente, mientras él caminaba por el jardín de la azotea, ella clavó un clavo donde había estado la mosca.
Así que, cuando él salió a caminar por el jardín de la azotea a la mañana siguiente, ella clavó un clavo donde se había detenido la mosca.
Ahora el anciano entró en su habitación. El olor a vino derramado le recordó el accidente. Cuando miró hacia la pared, ¡vio que las moscas estaban allí otra vez! Caminó con cuidado hacia él y lo abofeteó tan fuerte como pudo. Al escuchar un fuerte grito, la amable camarera entró corriendo. ¡Para su gran sorpresa, el pobre anciano estaba sentado en el suelo con los dientes apretados y la mano derecha sangrando!
Dicho esto, el anciano regresó a la habitación. El olor a vino derramado le recordó ese incidente. Miró hacia la pared y ¡allí estaba otra vez la mosca! Dio un paso adelante suavemente y aplaudió tan fuerte como pudo. Al escuchar un fuerte grito, la amable camarera entró corriendo en la habitación. Para su gran sorpresa, el pobre anciano estaba sentado en el suelo con los dientes apretados y la mano derecha sangrando.