En el jardín de infantes, tu idea de un mejor amigo es la persona que te dio el crayón rojo cuando lo único que te quedaba era el feo crayón negro.
En tercer grado, tu idea de mejor amigo era aquella persona con la que compartías tu almuerzo cuando lo dejabas en el autobús.
En octavo grado, tu mejor amigo te ayudará a guardar tus cosas de la infancia y hacer que tu habitación parezca la de una “escuela secundaria”, pero no mientras lo haces y lloras.
En undécimo grado, tu idea de mejor amigo era la persona que te consolaba cuando rompías con alguien.
En duodécimo grado, tu mejor amigo fue la persona que te ayudó a elegir universidades, te aseguró que ingresarías a esa universidad y te ayudó a lidiar con tus padres mientras se tomaban su tiempo para adaptarte. dejar.
En tu ceremonia de graduación, tu mejor amigo es el que llora por dentro pero es capaz de esbozar la mayor sonrisa al felicitarte.
Ahora, tu mejor amigo sigue siendo el que te da la mejor de las dos opciones; te toma de la mano cuando tienes miedo y te ayuda a luchar contra quienes intentan aprovecharse de ti; pensar en ti cuando no estés cerca; recordarte las cosas que has olvidado; ayudarte a olvidar el pasado, pero comprender cuándo debes seguir aferrándote a él y darte confianza; ; ayudarte a aclarar tus errores; ayudarte a lidiar con la presión de los demás; sonreírte cuando estés triste; ayudarte a convertirte en una mejor persona;
Gracias por ser mi amigo. No importa adónde vayamos, no importa en quién nos convirtamos, nunca olvidemos quién nos ayudó a llegar allí