Los hallazgos, publicados en la revista médica británica The Lancet, son parte de un estudio más amplio sobre el vínculo entre la dieta y la enfermedad. A partir de 1957, un grupo de académicos estadounidenses comenzó a rastrear los hábitos alimentarios y el historial de medicación de 2.000 empleados varones de mediana edad de la Chicago Western Electric Company. En el Centro Médico Rush-Presbyterian-St. Luke, dirigido por ~K Richard Shekel, los académicos han comenzado recientemente a determinar la relación entre los patrones dietéticos y el cáncer en las personas sometidas a seguimiento. Otros experimentos en animales y humanos han demostrado que la vitamina A puede crear cierta resistencia al cáncer de pulmón. Este vínculo es muy lógico, explica Shekel, porque la vitamina A es un elemento esencial que favorece el crecimiento del tejido epitelial que conecta los pulmones.
Pero los primeros estudios no diferenciaban entre las diferentes formas de la vitamina. La vitamina A preformada se encuentra principalmente en el hígado, los productos lácteos como la leche y el queso, la mantequilla y los huevos. Pero la vitamina A también se puede sintetizar en el cuerpo a partir del caroteno. Muchas frutas y verduras son ricas en caroteno, como las zanahorias, las espinacas, la calabaza, los tomates, las batatas, las manzanas, etc.