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El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte de todas las neoplasias malignas: aproximadamente 65.438.000 personas mueren a causa de cáncer de pulmón en los Estados Unidos cada año. Dejar de fumar es una de las formas más efectivas de reducir el riesgo de cáncer de pulmón, pero otra respuesta está en la cocina. Según un nuevo informe, incluso los fumadores empedernidos pueden controlar la progresión del cáncer de pulmón mediante simples medidas dietéticas: comer una cierta proporción de zanahorias, espinacas u otras verduras y frutas que contengan vitamina A (también conocida como caroteno) todos los días.

Los hallazgos, publicados en la revista médica británica The Lancet, son parte de un estudio más amplio sobre el vínculo entre la dieta y la enfermedad. A partir de 1957, un grupo de académicos estadounidenses comenzó a rastrear los hábitos alimentarios y el historial de medicación de 2.000 empleados varones de mediana edad de la Chicago Western Electric Company. En el Centro Médico Rush-Presbyterian-St. Luke, dirigido por ~K Richard Shekel, los académicos han comenzado recientemente a determinar la relación entre los patrones dietéticos y el cáncer en las personas sometidas a seguimiento. Otros experimentos en animales y humanos han demostrado que la vitamina A puede crear cierta resistencia al cáncer de pulmón. Este vínculo es muy lógico, explica Shekel, porque la vitamina A es un elemento esencial que favorece el crecimiento del tejido epitelial que conecta los pulmones.

Pero los primeros estudios no diferenciaban entre las diferentes formas de la vitamina. La vitamina A preformada se encuentra principalmente en el hígado, los productos lácteos como la leche y el queso, la mantequilla y los huevos. Pero la vitamina A también se puede sintetizar en el cuerpo a partir del caroteno. Muchas frutas y verduras son ricas en caroteno, como las zanahorias, las espinacas, la calabaza, los tomates, las batatas, las manzanas, etc.