Aprendí mucho de la clase de tutoría de verano. La profesora fue muy amable y nos enseñó con paciencia. En la clase conocí muchos amigos nuevos que eran muy interesantes y disfruté estudiando con ellos. Nos ayudamos unos a otros y nos inspiramos unos a otros. Aunque la clase de tutoría de verano me llevó mucho tiempo, creo que valió la pena. Ésta es la verdad de "afilar tu espada nunca te hará cortar leña".
También estoy muy contento con mi progreso. Creo que de cara al próximo semestre mejoraré. Mi familia y yo fuimos a la playa en verano, por supuesto a la playa, tumbados en la playa, soplando la fresca brisa del mar, con la boca llena de helado, fue muy feliz. Combinar trabajo y descanso es una buena forma de aprender. De vez en cuando hay que relajarse y tener energía para seguir estudiando. En resumen, mi vida de vacaciones de verano puede ser así.