El primer paso es calmarte y no actuar a ciegas. Deja el ordenador y los apuntes, abandona un rato el ambiente de estudio, sal, respira aire puro y deja que tu cuerpo y tu mente se desahoguen. Puede pedirles a algunos amigos que conversen sobre los puntajes de sus exámenes, escuchen su tono y reacciones y busquen consuelo y consejo.
Luego, revisa tu proceso de preparación. Puedes partir de estos aspectos:
¿Cómo son tus habilidades de comprensión lectora y escritura? ¿Es demasiado simple y los críticos lo pasan por alto?
¿Las notas son detalladas y sistemáticas? ¿Se ha implementado un plan de revisión de acuerdo con el programa del examen y el contenido es detallado y potente?
¿Son suficientes los ejercicios diarios? ¿Hay simulaciones de exámenes? ¿Has participado en capacitaciones o actividades extracurriculares?
¿Estás emocionalmente estable y controlas tu ansiedad y estrés? ¿Existe un estilo de vida saludable para garantizar la salud física y mental?
¿Ha elegido la escuela y la especialidad adecuadas y tiene una comprensión clara de sus intereses y habilidades?
El tercer paso es resumir las experiencias correctas y las lecciones incorrectas. A través de los resultados de la evaluación y el proceso de preparación de la prueba, puede identificar sus propios problemas, prescribir el medicamento adecuado y mejorar en la preparación de la próxima prueba. Y debemos establecer una actitud correcta y afrontar el fracaso con calma. Los errores que cometen los profesores en la gestión de la escuela no son más que un fracaso en el examen. Acepta tu pérdida, deja de lado tu frustración y prepárate para volver a intentarlo.
Por último, animarte a creer en ti mismo. No te rindas sólo por un fracaso. Cree en tus habilidades y tómate el tiempo y las oportunidades suficientes para realizar tus sueños. El examen de ingreso de posgrado La Segunda Guerra Mundial no es terrible. Una vez que descubra las razones, formule la estrategia de preparación correcta, impleméntela seriamente y persista, ¡creo que lo logrará!