Aprender a tolerar a los demás es aprender a ser amable con uno mismo. El resentimiento sólo puede mantener nuestros corazones en la oscuridad para siempre; pero la tolerancia puede liberar y liberar nuestros corazones y hacer nuestras vidas más felices. Las personas que más debes olvidar son las que has ayudado, y las personas que más debes perdonar son las que te han lastimado. Renuncia a lo más importante que es el mérito y el demérito, la fama y la fortuna, y aprende que lo más importante es tolerar a los demás.
Aprender a tolerar a los demás es aprender a tratar bien la vida. Puede hacerte ganar nuevos amigos y amistades, pero también puede hacerte perder un enemigo y convertirte en el coagulante que integra las relaciones interpersonales. Debemos ser una persona amable, generosa e inquebrantable, y usar un corazón tolerante para perdonar y comprender a todos los familiares y amigos que nos rodean y que han hecho algo malo.
Pero la tolerancia no es en modo alguno indulgencia e indulgencia sin principios. Retroceder ante el mal y la fealdad no es tolerancia. Mostrar misericordia a los malvados no es tolerancia, pero la tolerancia hacia los agresores es opresión de los civiles. La tolerancia no significa incompetencia ni debilidad. Tolerar a los demás en todas partes no significa tener miedo a los problemas, ni significa enfrentar el desamparo y la impotencia de la realidad. La tolerancia es simplemente una especie de indiferencia decente, que es un reflejo de la visión, la sabiduría, la personalidad y la fuerza interior de una persona.
La tolerancia es la brisa primaveral que se lleva la tierra helada; la tolerancia sobra en verano. Disipa el aire caliente. La tolerancia es un toque de oro en otoño; la tolerancia es el sol en invierno, que calienta cada centímetro de la tierra.
La vida requiere un corazón tolerante, ¡aprendamos a ser tolerantes y experimentemos el viaje de la vida!