Así que, antes que nada, permítanme afirmar mi firme convicción de que lo único que debemos temer es el miedo mismo: un terror anónimo, irracional e injustificado que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir la retirada en avance.
p>
p>
Así que, antes que nada, permítanme afirmar mi firme convicción de que lo único que debemos temer es el miedo mismo: un terror anónimo, irracional e injustificado que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir la retirada en avance.
p>
p>