Maestro, quiero decirte que siempre estás preocupada por nosotros y preocupada por nosotros. Lo sentimos por ti, pero no estudiamos mucho. De hecho, el aprendizaje es asunto nuestro.
Maestro, quiero decirte que eres como un jardinero trabajador; nosotros somos flores; ¡Eres tú quien nos riega con tu sudor, nos humedeces con tus lágrimas y nos acompañas con tu sonrisa!
Maestro, usted ha trabajado duro para nosotros. ¿Quién puede entender tu arduo trabajo y tus intenciones? Nos diste mucha tarea, sólo querías que ejercitáramos la mente. No esperaba que nuestros compañeros protestaran y te regañaran.
Maestro, ya es tarde en la noche. Las estrellas parpadearon adormiladas. ¡Descansas! Deja de calificar nuestra tarea.
Maestro, tu salud empeora día a día. Recuerdo una vez que tuviste un resfriado, un resfriado fuerte, pero aun así apretaste los dientes y nos diste un sermón, a pesar de que estabas enfermo. ......
Maestro, todavía tengo mucho que decirte. .......