1. Riego inadecuado Mucha gente piensa que en el proceso de cultivo de plantas, un riego suficiente puede hacer que las plantas crezcan mejor, pero en realidad esta es una forma incorrecta. Los potos no pueden absorber el exceso de agua y las raíces son propensas a pudrirse, por lo que las hojas se volverán amarillas y se pudrirán, o incluso toda la planta se marchitará. Para algunos trabajadores de oficina, es posible que se olviden de regar debido a su ajetreado trabajo. La escasez de agua a largo plazo también puede hacer que las hojas se pongan amarillas. Por lo tanto, se debe controlar la frecuencia de riego para poder cosechar potos más sanos.
2. Falta de luz y fertilizantes Agua, suelo, luz y nutrición son los cuatro elementos indispensables en el proceso de crecimiento de las plantas. Las plantas de interior son propensas a la falta de luz, por lo que la colocación de los potos también es muy particular. Procura colocarlos en el balcón para asegurar 2-3 horas de luz todos los días. Al mismo tiempo, los fertilizantes también son esenciales. La falta de fertilizantes puede provocar desnutrición.
En tercer lugar, el efecto de ventilación del ambiente no es bueno. Este es generalmente el caso en la cría de interior. Debido a que el efecto de ventilación interior no es bueno, el agua penetra en el suelo después del riego y no tiene la oportunidad adecuada de evaporarse. Si las raíces de los potos se sumergen en agua durante mucho tiempo, pueden pudrirse, por lo que se reflejará en las hojas, y las hojas lentamente se volverán amarillas o incluso se caerán. Ante tal situación, es necesario abrir las ventanas a tiempo para garantizar la circulación del aire y también reducir adecuadamente la frecuencia de riego. En ese momento, aún es necesario garantizar la humedad del suelo.