En primer lugar, debes aprender a autorregularte y trabajar duro para superar tu propia ansiedad y tensión.
En segundo lugar, debes comprender correctamente tus propias fortalezas y debilidades y mejorarlas.
En tercer lugar, es importante entrenar la capacidad de meditación y concentración, mantener una actitud cautelosa y optimista y estar preparado para el momento presente.
Por último, debes respetar al examinador y mantener la cabeza erguida. El respeto es un requisito básico de etiqueta y levantar la cabeza puede reducir la presión psicológica.
Se recomienda que los candidatos siempre presten atención a sus propios cambios psicológicos y realicen ajustes oportunos, especialmente antes del examen.