Al maestro le gusta escuchar historias históricas.

Primero dígale que respete al profesor, que aprecie los 45 minutos de toda la clase y que no pierda el tiempo de clase discutiendo temas que sólo le interesan a él. A menos que el profesor cometa un error científico en clase, debe corregirlo. Si refuta, acusa o incluso le pone las cosas difíciles al maestro sólo porque no le gusta su estilo de enseñanza, entonces es demasiado egoísta y arrogante.

En segundo lugar, enséñele a prestar atención a la ocasión y la atmósfera cuando interactúa con los demás, y a prestar atención al tono y la entonación cuando habla con los demás. Ya es un estudiante de secundaria y una persona educada. Debe prestar atención a la elección de palabras y oraciones al hablar.

Si él mismo hace los dos puntos anteriores, todavía no podrá cambiar la relación profesor-alumno. La mejor forma es afrontarlo con frialdad, reducir la comunicación con el profesor de historia y evitar conflictos.

En definitiva, aprovechas para enseñarle a respetar a los demás, a ser tolerante con los demás y a expresar sus opiniones y peticiones con audacia y amabilidad. Esto le vendrá bien para introducirse en la sociedad y reducir las barreras sociales. el futuro.

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