Hacia el año 2800 a.C., los habitantes de China dominaban la tecnología de fabricación de cuerdas de cáñamo y comenzaron a utilizar fibra de cáñamo para fabricar cuerdas. A principios de la era cristiana, la fibra de cáñamo se había convertido en el principal material para fabricar cuerdas en gran parte del mundo.
En 1775, el inventor británico Matthew inventó la máquina para fabricar cuerdas, poniendo fin a la era de la fabricación manual de cuerdas.
A partir de la década de 1950, las cuerdas se fabricaban con fibras sintéticas. Una cuerda de manila con un diámetro de aproximadamente 2 mm se romperá bajo una fuerza de tracción de 5512 kg, mientras que una cuerda de nailon del mismo espesor puede soportar una fuerza de tracción de 13227 kg.