No elige la cálida y hermosa primavera, ni el caluroso verano, ni el fresco otoño, sino que elige el frío y despiadado invierno para florecer sin piedad.
Cuando el viento intimida la nieve, ésta se alza orgullosa en la nieve y florece con flores ensangrentadas. El color rojo intenso destaca sobre el blanco de la nieve. Uno a uno, curtidos por la intemperie. En el viento frío y cortante, hay una ligera fragancia que es embriagadora.
Entra en el jardín de ciruelos, abre la puerta bermellón y una voluta de fragancia flota en tu corazón. Es una fragancia refrescante. Los pétalos dorados de la dulce de invierno están esparcidos por todo el suelo. Cierra los ojos, sólo puedes "ver" racimos de flores de ciruelo, porque ya estás intoxicado con ellas. No sólo es embriagadora la fragancia y la belleza de las flores del ciruelo, sino también su naturaleza intrépida.