En junio de 2005, la NASA probó uno de los aviones más rápidos del mundo. Este nuevo tipo de dron, cuyo nombre en código es X-43A, mide unos 3,65 metros de largo y pesa 1,2 toneladas. Parece una tabla de surf negra y su desarrollo costó 230 millones de dólares. El avión está diseñado para alcanzar una velocidad máxima de 10 veces la velocidad del sonido, ¡que es Mach 10! Lamentablemente, durante el primer vuelo de prueba, debido a un fallo del propulsor, el X-43A cayó al Océano Pacífico pocos minutos después del despegue y se hizo compañía de peces y camarones.
También es necesario continuar con la investigación científica. En noviembre, el X-43A volvió a volar. Un bombardero pesado B-52B modificado despegó de la Base de la Fuerza Aérea Edwards en California con un avión X-43A y un cohete propulsor Pegasus colgando debajo del ala. Pronto, el B-52B se elevó a una altitud de 12.000 metros. En ese momento, el cohete "Pegasus" incluido con el X-43A se encendió y se separaron del bombardero B-52B. El cohete Pegasus empujó al X-43A a una altitud de unos 29.000 metros. A continuación, el X-43A se separó del cohete Pegasus, encendió su propio motor y comenzó a volar de forma independiente a una velocidad de 10.000 kilómetros por hora. Unos 10 segundos después, el avión se quedó sin combustible y continuó deslizándose durante 6 minutos, cubriendo una distancia de 1.368 kilómetros y estrellándose en el Océano Pacífico. Quedó completamente destruido por el impacto de la caída al mar.
Este es un momento histórico. ¡El X-43A alcanzó una velocidad de Mach 9,7, sin precedentes y la más rápida del mundo!