Un conejito lleva varios días sin comer. De repente, encontró un huerto de rábanos en el campo. El rábano rojo se veía tan delicioso que era tan codicioso que babeó. Corrió apresuradamente felizmente y con entusiasmo cogió un rábano grande y rojo y se lo metió en la boca. Lo comí con gusto y al rato me terminé el rábano.