2. En segundo lugar, encontrar aliados te hará sentir más seguro. Cuando visites a familiares, seguramente te encontrarás con algunos primos que tienen tu misma edad. Si los familiares siguen preguntando, puedes afrontarlo junto con tus compañeros.
3. Por último, desviar la atención. Si un familiar te hace una pregunta y no quieres responder o no sabes cómo responder, puedes desviar tu atención. Puede preguntar a los familiares cuántos años tienen sus hijos y qué puntuaciones obtuvieron. ¿Alguna vez has ganado los "Tres premios al buen estudiante"? Jaja, supongo que después de algunas consultas, tus familiares ya no tienen ganas de preguntarte más. Cuando éramos niños odiamos que nos preguntaran nuestra edad y cuántas notas obtuvimos en un examen, pero ahora nos hemos convertido en las personas que alguna vez odiamos.