Para cambiar el comportamiento de sus hijos, los padres primero deben cambiar ellos mismos. Educar a los niños es el proceso de educarse a uno mismo. Los malos comportamientos en los niños suelen enseñarse directamente desde el entorno o desde sus padres. Enseñar con el ejemplo es la mejor manera de cultivar el comportamiento moral en los niños.
El cultivo de la calidad espiritual de los niños es mucho más importante que el desarrollo intelectual. El espíritu es el árbol y el pensamiento es el fruto. El espíritu es la lámpara y la mente es la luz. La inteligencia humana es un reflejo de la calidad espiritual. Si sólo se centra en el cultivo de habilidades (como diversas clases de interés para el desarrollo intelectual temprano) y descuida el cultivo de las cualidades espirituales de los niños, sólo podrá poner el carro delante del caballo. Cuando los niños crezcan, tendrán defectos de carácter y su desarrollo moral se verá obstaculizado.
Disciplina razonable, disciplinar a los niños significa decirles las normas de conducta, es decir, lo que pueden y no pueden hacer. El control debe ser autoritario: cuando los niños pueden cometer errores y queremos controlarlos, debemos tener autoridad. Hágale saber a su hijo que habla en serio y que su solicitud irá acompañada de un castigo o recompensa. Restringir adecuadamente a los niños puede desarrollar su disciplina. Por supuesto, debes ser responsable de controlar a tus hijos. Y dígale a su hijo el motivo de su solicitud. Coherencia con el padre del niño: el control de los padres sobre el niño es consistente, lo que le permite establecer estándares unificados de comportamiento. Incluso si no está de acuerdo con el control del padre, es mejor discutirlo con él en el futuro cuando los niños no estén presentes. Al hacerlo, también se establece la autoridad de ambos padres. No castigue demasiado: no abuse de su hijo física o psicológicamente. La mejor manera de controlar a su hijo es recompensarlo por su buen comportamiento.
Con un estímulo positivo, los niños pueden establecer buenos valores propios y los padres deben enseñar activamente a sus hijos valores y comportamientos básicos. Dejemos que los niños crezcan en sociedad. Por supuesto, en este sentido, el ejemplo habla más que las palabras y podemos ser buenos modelos a seguir para nuestros hijos. Crear un buen ambiente familiar es importante. Por lo tanto, no podemos dejar que nuestros hijos hagan algo que nosotros no queremos hacer, ni podemos hacer nosotros una cosa y dejar que nuestros hijos hagan otra. Sólo dando el ejemplo y prestando atención al cultivo de los valores y la etiqueta de los niños podremos educar a la próxima generación con una moral noble. Las personas con una alta autoestima tienen tres "habilidades": soy capaz; puedo interactuar con las personas que me rodean; puedo contribuir a la felicidad de los demás en cualquier momento y en cualquier lugar. Cree en tu propio potencial para aprender y crecer, y desarrollar cualidades como el coraje, la fe, la confianza en ti mismo y en la vida y en los demás. Por el contrario, la baja autoestima es una comprensión negativa de uno mismo y emociones destructivas como la culpa, la humillación, la ira y el odio lo acompañarán durante toda su vida.
Acepta y reconoce las emociones de tu hijo (especialmente las negativas). Cuando los padres niegan los sentimientos de sus hijos, los niños sienten que no los comprenden. Sólo cuando se aceptan las emociones de un niño y sus sentimientos son cómodos, su comportamiento puede ser bueno, porque los niños viven en un mundo de sentimientos. Escuche a su hijo. Los padres experimentados sugieren que hablar con su hijo es una forma valiosa de comprender cómo se siente. No importa cuán grande o pequeño sea el problema de su hijo, trate de encontrar tiempo para escuchar lo que tiene que decir de inmediato en lugar de pedirle que espere hasta que usted tenga tiempo libre. Hablar con los niños nos brinda la oportunidad de comprenderlos y enseñarles. Escuchar de inmediato la conversación de su hijo le ayudará a ganarse su confianza para que esté dispuesto a contarnos todo. También es importante para nosotros saber qué está pasando por la mente de nuestros hijos. Por eso, cuando el niño nos habla, debemos hablar con él lo antes posible. De esta forma, el niño no se decepcionará, podrá sentir lo importante que es para nosotros y nos contará más sobre su corazón.
Establezca reglas familiares claras y celebre reuniones familiares periódicas. Los niños necesitan saber dónde están los límites, qué hacer y qué no hacer. Sin reglas, los niños no tienen sensación de seguridad.
No debe haber más de cinco o seis reglas de la casa. Deben ser adecuadas a las necesidades específicas de la familia. Deben estar expresadas en frases afirmativas y publicadas. Si se violan las reglas familiares, se deben definir claramente las medidas de castigo correspondientes. Una vez establecidas, deben implementarse resueltamente y las reglas de la casa deben ajustarse y repararse de vez en cuando. Celebrar reuniones familiares periódicas para permitir que toda la familia comparta el proceso de desarrollo de la vida, promueva la democracia, se respete mutuamente y disfrute de una atmósfera de amor.