¿Desde cuándo dejaron de tocar los muñecos musicales con los que crecí? ¿Cuándo desaparecieron uno a uno esos juguetes favoritos de mi infancia? ¿Cuándo dejó de funcionar ese querido pincel? para prestar atención a la amistad y ya no añorar mi rinconcito. Toqué al gatito que colgaba junto a la cama y le apreté la barriga, pero no cantaba alegremente para mí. Me sorprendió un poco y presioné con incredulidad, pero no hizo nada. Resulta que ha estado retirado desde que yo era un niño, pero estúpidamente me perdí la ceremonia de retiro, pensando obstinadamente que solo quería dormir. Al mirar a Barbie sonriendo como siempre al lado de la cama, el interés en vestirla hace tiempo que desapareció. Me limité a mirar en silencio y no dije nada. Todos los crayones de colores que se encuentran en el portalápices se guardan allí y no se vuelven a pintar. Hay libros esparcidos sobre la mesa, material de oficina desordenado y yo con la memoria desordenada. El tiempo me ha quitado mucho pero no ha dejado rastro. Poco a poco he olvidado muchas cosas en mi ajetreada vida, y cada vez se han acumulado más recuerdos en ese rincón olvidado. Demasiado tarde para estar triste, demasiado ocupado para recordar. Parece que mientras arrojes algo dentro, nunca recuperarás los recuerdos y el sentimiento que alguna vez fue vívido.
De repente me sentí un poco triste, como si algo me estuvieran arrancando de la memoria. Quería agarrar algo, pero no había nada que pudiera hacer. Sólo puedo quedarme ahí, sintiéndome deprimida y sola.
¿A qué podemos aferrarnos y qué quedará al final? La vida parece ser un viaje de ida. Una vez que lo pisas, nunca podrás volver atrás. Aparte de los recuerdos, sólo nos queda intentar seguir adelante.
Aunque la gatita ya no canta, sigue intacta, salvo un corazón que late, lo que también le aporta más paz y consuelo; Barbie siempre está feliz, sonriendo y es la misma de antes; de crayones de colores no se desvanecerán con el tiempo; y mi memoria, precisamente porque existió y es hermosa, no se arrepiente. ¿Realmente lo olvidarás? O habrá un rincón olvidado que acumula tristeza para mí y me quita el brillo. De lo contrario, ¿cómo puedo ser siempre feliz?
Ya no elegiré estar triste, sé que siempre habrá un rincón esperándome para crecer tranquilamente. No puedo elegir recordar para siempre, quiero seguir siendo feliz en el presente.