Riegue la lavanda cada pocos días.

La lavanda no requiere mucho riego. Generalmente el riego se debe realizar cada 2-3 días en primavera se debe detener el riego en los días de lluvia y se debe hacer bien el drenaje. En verano se debe regar una vez al día. Si las hojas se vuelven amarillas, se debe regar cada 2 días en otoño, y se debe reducir la frecuencia de riego cuando el clima se vuelve frío. Se debe controlar la cantidad de riego en invierno y volver a regar cuando la tierra esté seca.

1. Riego en manantial

La lavanda no tiene una gran demanda de agua, pero aun así es necesario proporcionarle suficiente humedad. Generalmente, el riego es suficiente una vez cada 2 o 3 días en primavera, pero en primavera llueve. Haz buenos trabajos de drenaje en los días de lluvia y deja de regar la lavanda, de lo contrario se acumulará agua y las raíces se pudrirán.

2. Agua de verano

Mucha gente no sabe que la lavanda hay que regarla cada pocos días. La lavanda es muy resistente a la sequía, pero en verano las altas temperaturas evaporan el agua más rápido. Si no se riega a tiempo, las hojas pueden marchitarse. Así podrás regarla una vez al día en verano. Si descubre que las hojas están secas, deberá trasladarlas a un lugar con sombra y proporcionarles mucha humedad.

3. Riego de otoño

El clima en otoño no sólo es seco, sino que no regar a tiempo también hará que las hojas se pongan amarillas, pero no conviene regar demasiado. Puedes regarla cada dos días. Cuando el clima se vuelve frío, es necesario reducir gradualmente la frecuencia de riego; de lo contrario, las raíces se pudrirán fácilmente y afectarán el crecimiento normal de la planta.

4. Regar la lavanda en invierno entrará en un estado inactivo cuando la temperatura sea baja en invierno. Si riega demasiado, fácilmente provocará úlceras en las raíces y congelará las raíces, lo que afectará el crecimiento de las plantas. Generalmente regar cuando el suelo esté seco. Simplemente riegue bien la tierra cada vez. No riegues demasiado.