Renunciar desnudo puede solucionar algunos problemas a corto plazo, como aliviar temporalmente la presión laboral y encontrar un puesto más adecuado, pero a la larga traerá muchos efectos adversos. Los cambios frecuentes de trabajo no sólo harán perder tiempo y energía, sino que también provocarán un deterioro de la imagen de su lugar de trabajo y afectarán su futuro desarrollo profesional. Además, las personas con cierta experiencia laboral suelen ser más capaces de adaptarse al nuevo entorno laboral y son de mayor valor.
Por supuesto, si te encuentras con circunstancias extremas (como acoso sexual, amenazas a tu seguridad personal, etc.), o tu vida y tu salud necesitan ser valoradas y protegidas, también puedes considerar renunciar. Antes de hacer esto, se recomienda pensar detenidamente, comprender plenamente sus capacidades, planes profesionales y entorno de mercado, y tomar una decisión acertada.