Según registros históricos, China fue la primera cultura en descubrir el uso del té para su producción y consumo. Alrededor del período Bayeux (2700 a. C. - 2200 a. C.), la gente comenzó a utilizar hojas de té silvestres para preparar té como sacrificios y materiales medicinales a los dioses. En la dinastía Tang, el té pasó gradualmente de medicina a bebida, volviéndose popular en la corte y en ciudadanos de todos los ámbitos de la vida. Lu You, el gran poeta de la dinastía Tang, mencionó una vez su elegancia: "levantaba un vaso para invitar a beber a las orugas y tragaba con lágrimas en los ojos".
Después de que el té se hiciera popular en la dinastía Tang, gradualmente se extendió a Japón y la Península de Corea, y estas áreas también comenzaron a desarrollar la cultura del té. En Japón, la ceremonia del té se ha convertido en un fenómeno cultural único. Busca la belleza del corazón, muestra el comportamiento de las personas y busca la paz y la armonía. Aquí, la ceremonia del té ha crecido hasta convertirse en un representante de la cultura japonesa.
En Europa y Oceanía la difusión del té se inició en el siglo XVI. En aquella época, los portugueses obtenían té de los funcionarios del gobierno chino y el té se convirtió gradualmente en una bebida de moda entre los aristócratas europeos y su popularidad crecía día a día. A medida que el té se difunde por todo el mundo, también promueve el desarrollo de la cultura del té.
En definitiva, el origen y desarrollo del té tiene una larga y colorida historia. Como bebida, el té no sólo tiene múltiples funciones, sino que también tiene connotaciones culturales únicas y ha formado su propia cultura del té en muchos países y regiones. Ahora podemos disfrutar de todos los beneficios que aporta el té y también podemos encontrar el epítome del desarrollo cultural humano en la rica cultura del té.