En la antigua Roma, un lápiz labial llamado Fucus se elaboraba a partir de una solución de colorante vegetal de color rojo púrpura que contenía mercurio y precipitado de vino tinto.
En la dinastía Tang de China, a las mujeres aristocráticas y geishas de Jiaofang les gustaba pintarse los labios de color marrón, color que fue utilizado por las generaciones posteriores.