Prosa sobre el encuentro con el otoño

Adiós otoño.

Adiós, viento de otoño.

El otoño llegó y pasó, pero fue sólo un momento y nunca me di cuenta. Cuando te vas, te das cuenta de que es demasiado tarde. Cuando caen los copos de nieve, vengo a ti, recordándote y buscándote, como cuando llegaste por primera vez. En ese momento, caminaste bajo el fresco viento otoñal, que te trajo cosecha y alegría. Mucha gente se alegra por tu llegada, ancianos, niños... todos iguales.

Estoy haciendo compañía a una persona y abrazándome. Ve a jugar, vuélvete loco, diviértete. Al anochecer, miro contigo el atardecer; temprano en la mañana, miro contigo el amanecer. De esta manera, día tras día, somos felices en todas partes. Lloramos, reímos, sufrimos, nos abrazamos y sobrevivimos a la oscuridad y a esos tiempos difíciles. Los juramentos que una vez se hicieron no se han roto. Aunque se han desgastado con los años, los juramentos siguen siendo juramentos, juramentos inmutables.

En un abrir y cerrar de ojos, estábamos caminando de la mano por el bosque de hojas de arce, charlando mientras caminábamos. Las hojas de arce amarillas fueron arrastradas por el viento y cayeron sobre nuestros hombros y el suelo. Llegamos al final del bosque, las hojas de los arces cayeron y el otoño desapareció. Estábamos tristes por ello, pero tuvimos la fuerza suficiente para decir adiós.

Adiós, otoño, adiós, viento de otoño.

Estábamos parados en la nieve, y enormes copos de nieve flotaban en el viento, volando hacia un lugar muy alto y lejano, ese lugar se llama distancia. Y el lugar al que vamos se llama distancia.

Nunca sabemos hasta dónde estamos, solo sabemos que seguiremos adelante.

Nos conocimos en otoño y emprendemos un viaje a un lugar lejano. La nieve no había parado en ese momento y era muy pesada, por lo que tendríamos que caminar muy duro.

Caminamos sin saber la hora ni el camino. Siempre que llega el otoño, recordaremos el pasado y los años. He visto flores florecer y caer, gansos salvajes volando hacia el sur, hielo y nieve, llovizna... Seguimos caminando hasta que el mundo nos destruyó.

Los votos realizados se siguen cumpliendo y permanecen sin cambios. Los anillos anuales del árbol crecieron en círculo, y contamos, un círculo, dos círculos...

Un año, dos años...

Pasaron muchos años, y Los dos El voto no ha cambiado, pero ha sido llevado a otro mundo. Ese mundo se llama distancia. Pasaron toda su vida sin saber el tiempo ni el camino, hasta que finalmente llegaron a la distancia.

El último lugar al que fueron fue Maple Forest. Ese otoño, las hojas de arce estaban muy rojas y hermosas, meciéndose con el viento otoñal.

Se miraron cogidos de la mano, hasta cerrar los ojos...

Vida tras vida, vida tras vida, después de la reencarnación, ¿se volverán a ver?

Nos vemos en otoño y envejecemos contigo.

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