Los cuatro métodos de gestión del aula son los siguientes:
1. Los profesores logran un control activo sobre la enseñanza en el aula a través de información clara sobre la instrucción de gestión. Este es un método común y sencillo de gestión del aula. Por ejemplo: los profesores piden a los estudiantes que "presten atención al pizarrón", "no hablen casualmente", etc. El uso de instrucciones directas debe ser oportuno y eficaz. No debe haber demasiadas instrucciones negativas y se deben hacer esfuerzos para hacer cumplir las prohibiciones.
2. Sugerencia indirecta. Los profesores utilizan expresiones relativamente encubiertas para transmitir intenciones de gestión del aula, lo que permite a los estudiantes cumplir automáticamente con los requisitos de gestión del aula en determinadas situaciones sugerentes. Este método no solo contribuye a proteger las necesidades de autoestima de los estudiantes, sino también a lograr requisitos estrictos para los estudiantes.
Por ejemplo, algunos profesores dijeron en clase: "Está bien, ahora los estudiantes están leyendo el libro en serio, y algunos incluso están escribiendo para hacer círculos. Han entrado en el mejor estado de aprendizaje".
De esta manera, aquellos que se tomaban en serio la lectura se volvieron más serios, y algunos que no lo eran tanto también corrigieron automáticamente su actitud. Al utilizar sugerencias indirectas, es necesario conocer la situación del aula, especialmente las características psicológicas de los estudiantes, esforzarse por ser precisos y hábiles y restar importancia a las "huellas" de la gestión.
3. Evaluación adecuada. Los maestros deben realizar evaluaciones positivas o negativas apropiadas de manera oportuna según el estado actual de la gestión del aula para estimular el entusiasmo interno de los estudiantes por el progreso. El nivel de atención, la disciplina y la calidad de las tareas de los estudiantes se pueden comentar adecuadamente para guiarlos a desarrollar sus fortalezas y superar sus deficiencias en clase.
La evaluación, ya sea para toda la clase, para grupos o para estudiantes individuales, debe ser realista, objetiva y justa. En particular, las evaluaciones negativas de algunos alumnos con bajo rendimiento deben usarse con precaución para evitar que los estudiantes dañen sus intereses. autoestima, e incluso se produjeron bloqueos en la gestión del aula.