¡Mamá, mamá! Cuando llega la tormenta en el cielo, los pájaros se esconden en sus nidos. Cuando llega la tormenta en mi corazón, sólo me escondo en tus brazos. Temprano en la mañana, amaneció en la ciudad y se abrieron las aduanas. Mi corazón es como un pájaro que vuela con el viento. Volando sobre el horizonte, hasta los confines del mar, ¡el horizonte y los confines del mar se llenan de tu amor, Dios! Tu amor está en todas partes, tu mano me guía, tu diestra me sostiene. Mi corazón es como un pajarito, levantado por el viento, y no puede vivir sin tu amor infinito. Amén.
En un paraíso luminoso: las flores florecen, los pájaros cantan, la primavera de la vida gorgotea y el sol se pone lentamente, reflejando el resplandor. ¿Es darle la mano a todo? ¿Es una canción de despedida? Sopló una ligera brisa fresca y, entre luces y sombras, él, el creador del universo, caminaba lentamente por el jardín. ¡Caballero! ¿Los creaste para alabarte? Sí, alabadle, alabadle. Él está en el pasado, presente y por siempre. Amén.