La juventud a veces es muy corta, a veces muy larga. Lo sé porque yo era joven como tú. Frente a la ventana del salón de clases, una vez miré el campus que permaneció sin cambios a lo largo de las estaciones, pensando en mi destino cambiante en el futuro. También pensé que, como tú, sin importar el destino, sería mucho mejor que estar sentado en el aula.
En ese momento, me preguntaba por qué la maestra nunca interfería, me llevaba a clase y me dejaba soñar después de clase. Hoy me di cuenta de que él era igual que yo hoy, sonriendo, releyendo la juventud que habíamos vivido una y otra vez en nuestros rostros jóvenes y regordetes.
2. Camelias blancas
Las camelias han florecido y los árboles están cubiertos de unas flores blancas tan bonitas.
Cada vez, no puedo ignorar un árbol en flor. Estas flores blancas y húmedas comienzan con cogollos verdes y se vuelven cada vez más llenos hasta que alcanzan.
Florece lentamente; de semicírculo a círculo y luego a círculo completo.
Cuando la flor florece, si estás dispuesto a mirar con atención, podrás entender cada palabra que dice. Sólo porque cada flor sólo puede florecer una vez. Por lo tanto, ser extremadamente cauteloso es un buen paso. No hay flores equivocadas en el árbol. Saludan la única primavera con tanto cariño y seriedad.
Así que, cada vez que paso junto a un árbol en flor, me asombro de la belleza de la vida y contengo la respiración.
3. Plancha Espejo
Si sabes que no has hecho nada malo, entonces puedes seguir haciéndolo. No te preocupes por cómo los demás se reirán de ti.
Por el contrario, si sientes que algo anda mal, entonces debes rechazar a las personas que te rodean, por muy indulgentes o tentadoras que sean.
Porque, en tu corazón, siempre hay un espejo muy claro. Siempre mirándote. Él conoce y aprecia vuestra pureza.
Pura y recta.
4. Año
Se siente un poco diferente encontrarse con amigos que no se han visto en muchos años.
Algunas personas tienen ojos tristes, otras tienen las comisuras de la boca frías, algunas están felices y otras están desgastadas: parece que las vicisitudes de la vida que no he pasado con mis amigos durante más de diez años son vagamente escrito en sus caras.
Resulta que los años en realidad no han pasado, simplemente desaparecieron de nuestros ojos, se dieron la vuelta y se escondieron en nuestros corazones, y luego lentamente cambiaron nuestra apariencia.
Eres tan joven, no importa los contratiempos que encuentres en el futuro, asegúrate de mantener un corazón de perdón y alegría. Así, cuando nos volvamos a encontrar más de diez años después, podré reconocerte fácilmente entre la multitud.